sábado, 5 de junio de 2010

METAL up your ass!

El post de hoy no es sobre tecnología, ni música (propiamente tal), ni marketing (si claro, tan experto que soy) ni sobre como descubrí la manera de no envejecer utilizando células madres, colillas de cigarros y peras de agua. Nup, hoy es sobre los fans, especificamente los fans del siempre mal visto y clichè METAL. No hablo propiamente tal del energúmeno come-sangre-y-carne-cruda que acompaña sus mañanas con ritos satánicos que se le han cargado (de pésima manera) al heavy metal, si no que quiero hacer un pequeño homenaje al 'Metalero chico bueno', ese que las sufre todas por su amada banda de rock pesado y que siempre es mal visto:

El fenómeno es bien simple y a la vez complejo de explicar, por lo que no lo intentaré (já!), si no que quiero demostrar al mundo (ehh, imaginemos que 'el mundo' lee éste blog) que el hecho de andar con poleras negras, hacerse los tipos fuertes y escuchar música que para la gente común es ruido, no quiere decir que no sientan (sintamos) un vínculo súmanente profundo con algo que paradójicamente está tremendamente alejados de nosotros la mayoría del tiempo. Yo no me declaro metalero, a pesar que tengo varias conductas similares con esa raza que lucha por auto-excluirse de la gente que no entiende (o no quiere entender) que 'it's all about the music' y la pasión que ésta despierta. Tómelo así:

Los tipos son punto de burlas, discriminación, respuestas de clichès y de todos los males del mundo del que se les acusa (satanismo, violencia desmesurada y hasta poca inteligencia) mientras que se aplaude a las niñas que siguen supuestos íconos de la cultura pop como Demy Lobato (ni si quiera me voy a preocupar de ver si se escribe así el nombre, no vale la pena) o Hanna Montana (lo mismo de antes) que no son más que el producto de capas y capas de producción, coreógrafos, maquillaje, compositores varios y además el hecho de tener el respaldo de Disney como distribuidor (que te las mete en productos que van desde cajas de cereales hasta toallas higénicas) y el posicionamiento que entrega Youtube y MySpace - Mientras que al mismo tiempo en el mal llamado 'Festival' de Viña del Mar se insiste en traer año a año a los reggeatoneros, que en todas y cada una de sus canciones apoyan a mantener relaciones sexuales con Pedro, Juan y Diego (todo bajo el nombre de perreo) y que hablan de lo que tienen basado en la delincuencia. ¿De eso se trata la música? ¿De fomentar la estupidez humana? No digo que el metal esté completamente excluido de lo anterior, ya que claramente hay grupos que si avalan la práctica de ritos satánicos y bla bla bla (esos no son los que nos interesan), pero algo tiene que tener para que los seguidores tengan éste comportamiento y que así sea durante ya casi 30 años. En fin, no me quiero alargar mucho (demasiado tarde) pero quiero aplaudir a todos y cada uno de los seguidores de éste estilo de música que, comprando entradas carísimas para los shows, compartiendo casettes, CD's o MP3 con el mundo, dando a luz y asesinando a bandas día tras día, pegando viejos y rasgados posters sólo para hacer enojar a sus padres, durmiendo afuera de los recintos para lograr una mejor ubicación y sentirse así un poquito más cerca de los tipos que han hecho que su mundo gire un poco más rápido que el del resto de la gente, lo mantienen vivo y fresco día a día. En lo personal no creo que el metal siga para siempre; lo sé, y estoy seguro que dentro de cada uno de nosotros existe un metalero que es quien aporta la rebeldía, el espíritu y el amor por la música pesada esperando por revelarse; es cosa que le suba el volumen a su mejor disco de Metallica o Iron Maiden y lo deje salir. No se defraudará.

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